Ismael, un joven peruano, luchó durante 3 años y medio contra un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) que afectaba gravemente su vida diaria. Las obsesiones y compulsiones lo dominaban, impidiéndole concentrarse en sus estudios, realizar sus tareas habituales e incluso mantener relaciones sociales.

Su madre, Giovana Morante, describe con dolor cómo el TOC de Ismael se manifestaba: «Empezó con manías, tenía que lavarse las manos muy seguido, el escritorio tenía que estar en una posición exacta y si se movía un poco, lo reordenaba todo de nuevo. También tenía muchos pensamientos intrusivos que lo atormentaban y lo hacían sentir ansioso. Intentó con medicamentos, pero no funcionaban. Incluso se hacía daño a sí mismo.»